Hace 23 días que comenzó la revolución en Chile, sí. Diré por primera vez "REVOLUCIÓN" fuerte y claro. Y me pilló en Denain, una de las comunas más pobres de Francia, donde actualmente me encuentro trabajando en una escuela "básica" y un "Liceo" apoyando a los profesores de español. ¿Cómo llegué a eso? la verdad es que es historia para otra ocasión. Simplemente diré: estoy cumpliendo un sueño, de esos que tantas veces esculpimos con las palabras pero que en muchas ocasiones son casi imposibles de realizar...
Y aquí viene la historia del origen de la Carmela, a quien siempre saco al baile, pues bien, Carmela hace referencia a una mujer de campo, San Rosendo, que se fue a vivir a la ciudad. Es uno de los personajes principales de la gran obra de teatro "La pérgola de las flores" escrita por Isidora Aguirre. Entonces, ¿qué relación tiene la Carmela conmigo? Es muy simple: yo también soy una mujer que creció en el campo y luego en un pueblo pequeño llamado Teno y desde ahí migré, a mis 18 años, a la ciudad de Concepción. Hasta ahí la referencia de la Carmela tiene lógica, pero durante estos días de protesta masiva, de violencia, de impotencia y rabia... Me pregunté, ¿por qué me siento tan identificada con ella?... Y creo que la figura de la Carmela tiene un sentido mucho más profundo...
La verdad mi relación con la Carmela, surge de la identificación con una mujer de pueblo, entiéndase por pueblo como al grupo mayoritario de personas que no pertenecemos a la oligarquía, nace de mi necesidad personal de mantenerme anclada a mis raíces, sin importar donde me encuentre. A mis 30 años es bastante difícil lidiar con todo lo que he vivido a lo largo de esta vida, pues, como pueden darse cuenta al hacer los cálculos, nací cuando la dictadura terminó. Soy hija de la "democracia", del desarrollo y acentuación del modelo económico que si bien en los años 90 no me permitía ver con claridad sus beneficios, estos fueron haciéndose más evidentes en los 2000 y para qué decir cómo ha impactado en mi vida en los últimos 10 años, generándome un sinfín de contradicciones. Sin embargo, siempre tuve y he tenido esa sensación de "pobreza". Provengo de una familia numerosa, de padres que crecieron en dictadura, obedeciendo a la institucionalidad, de familia conservadora en lo político y lo moral (aunque dependiendo desde dónde se ejercía dicha moralidad) también muy machista (machismo proveniente tanto de los hombres como de las mujeres). Crecí en el campo, sometida a las reglas de mi padre, sometida también a las reglas y el gran sentimiento de culpa que inculca el catolicismo (mi madre me llevó a la iglesia y me quedé en ella a rezar por toda mi adolescencia.... y parte de mi vida universitaria (pero esa es una historia re linda de vida comunitaria, la de la U). La verdad es que no sé si ir tanto a los detalles o centrarme en lo que sucede hoy. La cosa es que luego de mucho planificar mi vida, como toda virgo empedernida, cada vez que me propongo una meta, esta se cumple y eso me ha llevado a encontrarme, precisamente en Francia, disfrutando de los beneficios de vivir en el "primer mundo".
Para retomar el hilo del párrafo anterior, agregaré que nací el 11 de septiembre (del 1989), cuando la fecha aún era feriado (maldita conmemoración al Golpe) y eso ha significado en mí una conexión muy profunda con el mundo político, desde muy temprana edad. Por ejemplo, mi padre toda la vida compartió su gusto por la historia conmigo y me acompañó en el descubrir de nuestra propia historia, la de Chile... la que se construyó gracias a los hermanos Carrera, la nación de O'Higgins y de tantos otros, como mi favorito el Guerrillero, Manuel Rodríguez... y qué casualidad que justamente él resultara entre mis favoritos, ya que por cierto, conocí el lado escrito por autores conservadores y de la historia de "derecha" bueno... entre historia y el colegio... Llegó la Revolución Pingüina el 2006, de la que participamos en nuestro pueblo, entre muchas cosas, bajo una situación confusa... entre que nos movilizamos en el colegio en donde estudiábamos o pseudo fuimos guardianes de él ( a pedido de los directivos) por miedo a que fuera tomado por otros estudiantes. Fue muy extraña esa movilización, pero al menos entendí de qué se trataba y se me develó otra parte de la historia, la de los trabajadores, de los oprimidos, la de los huachos... Varios años después, el 2011, la movilización que duró (para los que estuvimos en Conce) siete meses, fue una hermosa escuela de formación política. Aunque todos sabemos que muchos estudiantes toman las movilizaciones, al menos en ese entonces, como mini vacaciones (que no tuvieron nada de mini esa vez). Sin embargo, con mis amigas y amigos cercanos participamos y nos movilizamos reclamando nuestro derecho a la educación pública, de calidad y gratuita... Y bueno como ya saben, nos engañaron otra vez y crearon la nueva beca que se llama gratuidad y que incluso beneficia a las universidades privadas. Como ven siempre la letra chica, siempre la pata encima por parte del gobierno de turno a los activistas sociales... Es su costumbre, incluso forma parte de nuestra cotidianidad preguntar por la "letra chica" cada vez que surge una nueva ley, sea en "beneficio" social o no.
Pero lo que sucede hace más de tres semanas en Chile es una historia nueva. Si bien comenzó por el alza del pasaje del Metro de Santiago en $30 pesos, la respuesta represora del gobierno de Sebastián Piñera, fue la gota que derramó el vaso y generó esta revolución social (que sí tiene precedentes) pero que no se vivía en nuestro país desde el Plebiscito del 88. Hoy desde Francia observo a Chile con orgullo, impotencia y rabia. Orgullo porque la gente está tomándose nuevamente los espacios públicos, están ocupándolos y hablando de política, es hermoso ver que todo lo que experimenté el 2011, participando en el movimiento estudiantil, hoy se replica con creces y se grita más fuerte que nunca que estamos cansados de las injusticias sociales. Este estallido social nos pertenece solo a nosotros a la gente que mueve Chile día a día, a sus trabajadores, que hemos sido ninguneados y mirados en menos, pero que con nuestro trabajo hemos enriquecido al país, que mal distribuye dicha riqueza (¿les suena la AFP?). Me incluyo, porque estar en Francia es netamente circunstancial... Mi corazón está junto a mi familia, mis amigos, mis compañeros del magister... excolegas... Siento orgullo de que nuestra gente se haya atrevido a reclamar lo que nos pertenece por derecho luego de 30 años de silencio... Me siento orgullosa de esas generaciones que no tienen el miedo que hoy sienten nuestros padres, miedo que revive a partir de los traumas de la dictadura. Y quisiera compartir que escribo porque mis pensamientos me vuelven loca... Me está afectando de manera enfermiza no poder echar afuera lo que siento. Llamo a mis amigos, familiares e incluso converso con mis colegas sobre lo que pasa... Pero no es suficiente, ver con impotencia y rabia la sordera del gobierno y entender ademas, que en realidad no es sordera sino más bien, una estrategia para apelar al agotamiento. Simplemente porque su ceguera no les permite ver que ya no nos callaremos más. Y esta sensación que describo, es compartida con los muchos otros inmigrantes chilenos que he conocido en esta aventura de casi dos meses.
Me conecto con la Carmela, mi alter ego de origen, para que no se me olvide que crecí sin privilegios, que hoy pseudo tengo gracias a mis estudios universitarios, y a esta figura de quasi funcionaria pública del Ministerio de Educación Nacional francés. Soy de la primera generación que llegó a la universidad y además con postgrado. Aún así, con lo fastuoso que puede resultar ser una persona "educada" en Chile, no tengo estabilidad laboral, cargo a cuestas créditos, a pesar de la Beca y veo con impotencia que tampoco puedo ayudar a mi familia, mi madre que gana el sueldo mínimo bruto, cero esperanza de adquirir una casa, porque siempre he boleteado... He tenido que aprender, junto a mis hermanos también universitarios (algunos de ellos) a discriminar cuáles son las prioridades mes a mes, porque no alcanza.... Tal como no les alcanzaba a mis padres mientras nos criaban, aún hoy hacen malabares.
Me conecto con la Carmela, porque hoy vivo en un país que siempre quise visitar en donde pago 13 euros mensuales (unos $10.500 aprox.) por usar de forma ilimitada el transporte público, contra los más de 30 mil que pagaba en Chile. En este país recibo apoyo económico porque mi salario es menor al mínimo (proporcional a las hrs de trabajo) y nadie cuestiona mi acceso a beneficios sociales por ser extranjera.
Apelo a esa Carmela que llevo dentro, porque siento en mi experiencia de vida, el frío, el cansancio, carencias de lo básico... Porque viví los problemas psicológicos que afectan a nuestro país en todas las edades. Tenemos una salud mental y física deplorable y es el sistema que nos tiene enfermos. Apelo a esa Carmela, para enseñarle que está bien denunciar fuerte los atropellos a los DD.HH. que está bien reclamar por vivir una vida digna, apelo a mi Carmela doliente, para decirle que está bien luchar por un país más justo. Y también apelo a esa Carmela, porque quiero cantar el "
Baile de los que sobran" sin culpa, sin dolor por encontrarme gozando de los derechos básicos que otro país me proporciona. Finalmente, con mi espíritu Carmela, andamos descubriendo mejores formas de vida, estamos aprendiendo lo que podría servir para mejorar Chile y luego aportar en la construcción de ese país que soñamos los miles de chilenos movilizados.
¡Aguanten los que luchan!, sí también pienso en las alamedas que se abrieron y que hoy pertenecen a la gente, sería hermoso que Plaza Italia pase a ser la Plaza de la Dignidad.
#Justicia para Roberto
#ChileDespertó
#ChileViolatesHumanRights
¡Ojo, el gobierno está mutilando a los manifestantes!
Gracias por leer.