¿Cómo veo las elecciones?
Es difícil hacer campaña estando lejos del territorio. Si estuviera en Chile, habría hecho el famoso puerta a puerta y feliz me pondría el jockey de Gabriel Boric para protegerme del calor. Habría salido a las calles, porque me gustan. Las extraño. Soy una buena hija de la UdeC pero por sobre todo soy una buena hija de mi familia y de mi círculo. Nací en una región muy rural. De familia de pueblo chico. Jamás con plata, jamás con bienes.
Aún no tengo claro el norte de este "post" porque hace semanas, quizás meses... probablemente años, tengo esta molestia visceral en mi estómago y en la espalda... Desde la revuelta social. Desde el resultado del Apruebo, desde que vi a la Presidenta Mapuche de la Convención Constituyente electa . Todos eventos que se dieron justamente desde que estoy fuera de Chile. Es fuerte ver todo desde afuera, ser espectadora de los cambios que están gestándose y que en tantas ocasiones seudo teorizamos con amigos y amigas cuando hablábamos de política. Me cuesta escribir, porque ¿quién soy yo para hacerlo?
Miro con angustia y con cierta esperanza lo que pasa en la campaña de la segunda vuelta en donde hay dos opciones de candidatos en las que nos jugamos la democracia y la paz social en nuestro país. Y mi versión cristiana católica del pasado, mi versión de estudiante cansada, de niña cansada, mi versión de mujer que ha sufrido los dolores que generan el patriarcado, me interpelan. Me invitan a no ser tibia, me instan a que escriba, a que grite a, que diga que necesitamos paz, calma y por sobre todo cambios profundos para lograr un poco de justicia social. Estando en el extranjero he contado mil veces sobre las desigualdades sociales de nuestro país desde mi experiencia personal, tratando de dar a conocer que las maravillas del neoliberalismo nos ha transformado en esclavos de un sistema que nos mantiene oprimidos y dependientes de una cadena de abusos sin fin.
Hablo con mi familia y amigos y la precariedad, el miedo al perder la única fuente de ingresos (seas empleado, emprendedor, trabajador irregular), es constante. Y veo la inestabilidad en todos los aspectos de la vida. Conozco a personas maravillosas, que trabajan y estudian y aún así, todo el sacrificio no les permite siquiera descansar en la posibilidad de un contrato de trabajo digno. Leo muy seguido a vecinas de la infancia quejarse por la precaria e indigna salud pública y por el otro lado conozco a profesionales de la salud que se desviven por proveer el mejor servicio que pueden con los pocos recursos que tienen, y ¿dónde está el punto de encuentro?
No quiero continuar escribiendo ni justificando razones por las cuales yo optaré por un candidato. Pero con la guata apretada y a una semana de las elecciones les digo: NO da lo mismo por quien votar. Lloré el 2017 cuando ganó el Señor Piñera, y el tiempo nos enseñó que no le tiritó la mano para cegar a cientos de personas. Para violar Derechos Humanos, tal como lo hico Pinochet en Dictadura. NO da lo mismo por quién votar porque se juega nuestra vida en ello. Y no exagero. La vida de mi familia, de mis amigos está en riesgo. Las condiciones de trabajo, la estabilidad económica. Hay que entender que la crisis del capitalismo es mundial. Que la crisis económica afectará a quien gobierne, pero no da lo mismo si el que gobierna planea reducir impuestos y además aumentar el porcentaje de fondos de AFP con carga a los trabajadores. NO da lo mismo si la persona tiene una visión de respeto hacia las personas y quien tiene lo económico como eje preferencial. Yo creo que hay que decir basta a tener como un único eje el aspecto económico. Lo humano es tanto y más relevante. Porque la ética de un candidato puede hacer enormes distinciones al momento de gobernar.
Yo voy por el candidato Gabriel Boric porque entiendo que el próximo gobierno es un gobierno de transición, porque creo que él y su coalición política van a resguardar que la primera Constitución redactada en democracia llegue a buen puerto y seamos nosotros quien podamos decidir si la aceptamos o no. Si usted tiene miedo por ambos candidatos (sea cual sea su razón), con toda humildad lo/la invito a votar por Boric, porque aunque usted no confíe en su proyecto de gobierno, debido a cómo el poder está distribuido en nuestro país, con el congreso recién electo, no podrá hacer todos los cambios de la forma en la que están expresados en su programa y requerirá de muchos acuerdos y consensos. Dichos acuerdos, al menos en el congreso, se verán afectados por los parlamentarios del partido de extrema derecha que estarán presente para hacer el frente y frenar los procesos. En mi opinión de ciudadana común y corriente, considero que Gabriel Boric y Apruebo dignidad podrán permitir un poco más de paz social ante los procesos de profunda transformación que Chile está atravesando.
Podría escribir sobre argumentos concretos, claros de la solidez del programa del candidato de Apruebo Dignidad, hay mucho material, hay muchos conceptos "progres" como: gobierno feminista, ecológico, etc. pero creo que esos argumentos lamentablemente, no son suficientes para cautivar a los no votantes. Hoy la elección es más emotiva, es visceral, como ese nudo en la guata que tengo hace semanas, meses. Mantengo mi llamando a la esperanza Boric y su equipo me dan esa confianza de cuatro años de transición, porque los cambios profundos no pueden hacerse todos en un solo período presidencial.
Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer hasta aquí. Y "seguimos!" a votar 1
¿Cómo veo las elecciones?
Es difícil hacer campaña estando lejos del territorio. Si estuviera en Chile, habría hecho el famoso puerta a puerta y feliz me pondría el jockey de Gabriel Boric para protegerme del calor. Habría salido a las calles, porque me gustan. Las extraño. Soy una buena hija de la UdeC pero por sobre todo soy una buena hija de mi familia y de mi círculo. Nací en una región muy rural. De familia de pueblo chico. Jamás con plata, jamás con bienes.
Aún no tengo claro el norte de este "post" porque hace semanas, quizás meses... probablemente años, tengo esta molestia visceral en mi estómago y en la espalda... Desde la revuelta social. Desde el resultado del Apruebo, desde que vi a la Presidenta Mapuche de la Convención Constituyente electa . Todos eventos que se dieron justamente desde que estoy fuera de Chile. Es fuerte ver todo desde afuera, ser espectadora de los cambios que están gestándose y que en tantas ocasiones seudo teorizamos con amigos y amigas cuando hablábamos de política. Me cuesta escribir, porque ¿quién soy yo para hacerlo?
Miro con angustia y con cierta esperanza lo que pasa en la campaña de la segunda vuelta en donde hay dos opciones de candidatos en las que nos jugamos la democracia y la paz social en nuestro país. Y mi versión cristiana católica del pasado, mi versión de estudiante cansada, de niña cansada, mi versión de mujer que ha sufrido los dolores que generan el patriarcado, me interpelan. Me invitan a no ser tibia, me instan a que escriba, a que grite a, que diga que necesitamos paz, calma y por sobre todo cambios profundos para lograr un poco de justicia social. Estando en el extranjero he contado mil veces sobre las desigualdades sociales de nuestro país desde mi experiencia personal, tratando de dar a conocer que las maravillas del neoliberalismo nos ha transformado en esclavos de un sistema que nos mantiene oprimidos y dependientes de una cadena de abusos sin fin.
Hablo con mi familia y amigos y la precariedad, el miedo al perder la única fuente de ingresos (seas empleado, emprendedor, trabajador irregular), es constante. Y veo la inestabilidad en todos los aspectos de la vida. Conozco a personas maravillosas, que trabajan y estudian y aún así, todo el sacrificio no les permite siquiera descansar en la posibilidad de un contrato de trabajo digno. Leo muy seguido a vecinas de la infancia quejarse por la precaria e indigna salud pública y por el otro lado conozco a profesionales de la salud que se desviven por proveer el mejor servicio que pueden con los pocos recursos que tienen, y ¿dónde está el punto de encuentro?
No quiero continuar escribiendo ni justificando razones por las cuales yo optaré por un candidato. Pero con la guata apretada y a una semana de las elecciones les digo: NO da lo mismo por quien votar. Lloré el 2017 cuando ganó el Señor Piñera, y el tiempo nos enseñó que no le tiritó la mano para cegar a cientos de personas. Para violar Derechos Humanos, tal como lo hico Pinochet en Dictadura. NO da lo mismo por quién votar porque se juega nuestra vida en ello. Y no exagero. La vida de mi familia, de mis amigos está en riesgo. Las condiciones de trabajo, la estabilidad económica. Hay que entender que la crisis del capitalismo es mundial. Que la crisis económica afectará a quien gobierne, pero no da lo mismo si el que gobierna planea reducir impuestos y además aumentar el porcentaje de fondos de AFP con carga a los trabajadores. NO da lo mismo si la persona tiene una visión de respeto hacia las personas y quien tiene lo económico como eje preferencial. Yo creo que hay que decir basta a tener como un único eje el aspecto económico. Lo humano es tanto y más relevante. Porque la ética de un candidato puede hacer enormes distinciones al momento de gobernar.
Yo voy por el candidato Gabriel Boric porque entiendo que el próximo gobierno es un gobierno de transición, porque creo que él y su coalición política van a resguardar que la primera Constitución redactada en democracia llegue a buen puerto y seamos nosotros quien podamos decidir si la aceptamos o no. Si usted tiene miedo por ambos candidatos (sea cual sea su razón), con toda humildad lo/la invito a votar por Boric, porque aunque usted no confíe en su proyecto de gobierno, debido a cómo el poder está distribuido en nuestro país, con el congreso recién electo, no podrá hacer todos los cambios de la forma en la que están expresados en su programa y requerirá de muchos acuerdos y consensos. Dichos acuerdos, al menos en el congreso, se verán afectados por los parlamentarios del partido de extrema derecha que estarán presente para hacer el frente y frenar los procesos. En mi opinión de ciudadana común y corriente, considero que Gabriel Boric y Apruebo dignidad podrán permitir un poco más de paz social ante los procesos de profunda transformación que Chile está atravesando.
Podría escribir sobre argumentos concretos, claros de la solidez del programa del candidato de Apruebo Dignidad, hay mucho material, hay muchos conceptos "progres" como: gobierno feminista, ecológico, etc. pero creo que esos argumentos lamentablemente, no son suficientes para cautivar a los no votantes. Hoy la elección es más emotiva, es visceral, como ese nudo en la guata que tengo hace semanas, meses. Mantengo mi llamando a la esperanza Boric y su equipo me dan esa confianza de cuatro años de transición, porque los cambios profundos no pueden hacerse todos en un solo período presidencial.
Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer hasta aquí. Y "seguimos!" a votar 1
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